Educación

Dar(nos) palabras

Citar, dijo una vez el escritor alemán Thomas Mann, es una manera de dar las gracias. Y a mí, cuando desde Teamlabs y Huhezi me invitaron a acompañarles en la clausura de la primera promoción del master Lit, pensé que la mejor manera de hacerlo, la más honesta, era compartir con ellos una humilde e incompleta lista de palabras y personas que me ayudan, cada día, a pensar la educación. Palabras y personas que me sirven como puntos de orientación en el complejo territorio de lo educativo. No están todas las palabras, ni están todas las personas, pero sí son todas las que están.

Nombrar palabras. Dar palabras. Con la idea de dar(nos) palabras para pensar juntos, con la certeza de que somos lo que damos, lo que leemos, lo que escuchamos, las conversaciones que tenemos, las situaciones que atravesamos, los fracasos que afrontamos, los éxitos que compartimos, los miedos que nos atraviesan, las fragilidades con las que convivimos quiero empezar citando, es decir, dando las gracias, a un amigo entrañable que amaba la palabra. Un maestro que expresaba su amor a las personas y a la educación a través del cuidado a las palabras y que desgraciadamente nos abandonó hace un año. 

La primera palabra que quiero nombrar es Utopía, y lo quiero hacer citando a mi querido Antonio Rodríguez de las Heras. Y si la utopía, hoy, fuera una necesidad, se preguntaba Antonio. 

Walliami cc by-nc-nd https://flic.kr/p/grV7c9

UTOPÍA


“La utopía hoy es una necesidad para salir del presente, una necesidad para revelarnos contra aquellos que nos dicen que el presente es suficiente, que los valores, los modelos, el sistema son incuestionables…Las utopías se llevan mal con el poder. Porque las utopías arrancan con una disconformidad con el presente, una crítica, un análisis crítico del presente. Pero para que esa disconformidad no se convierta en frustración, la utopía aporta, además, imaginación y creación de escenarios posibles.

Antonio Rodríguez de las Heras. 2020

srgpicker cc by https://flic.kr/p/C54hc

No hablo de utopía, decía otro gran maestro, Paulo Freire, como una imposibilidad que, a veces, puede resultar bien. Mucho menos hablo de la utopía como refugio de los que no actúan o como objetivo inalcanzable de quien solo devanea. Por el contrario, hablo de la utopía como necesidad fundamental del ser humano (Freire, 2015).               

La utopía está vinculada al inconformismo, a las posturas críticas, a la idea de revolución, de transformación social, a la idea de progreso y de proyecto. No se puede vivir en una imagen, pero sí necesitamos de imágenes para vivir. En términos semánticos, decía Zygmunt Bauman, la evasión es lo contrario a la utopía. 

Sin embargo, “las personas en general tendemos a preferir ocuparnos de temas gratificantes o de interés inmediato más que involucrarnos en asuntos complejos o que sólo son relevantes a largo plazo, especialmente si trascienden la esfera individual. La evasión también es desinterés de esforzarnos, de cooperar, es desplazar el discurso de la mejora compartida al de la supervivencia individual. Evadirse implica distraerse de pensar, es desentenderse de inquietudes, es optar por limitar al máximo los dolores de cabeza y las preocupaciones y centrarnos en lo que nos gratifica”, sostiene Ferran Ruiz Tarragó (2011). 

No podemos predecir el futuro. Pero sí podemos soñarlo, imaginarlo y proyectarlo. Sí podemos construir una utopía que pase por imaginar visiones de futuro valientes, coherentes, inspiradoras y realistas.

La realidad, escribió Belén Gopegui (2014), es también las posibilidades que alberga.

SUEÑO y ESPERANZA


No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza.

Paulo Freire

Francisco Martínez by-nc-nd https://flic.kr/p/5dqSpg

Una sociedad sin utopía no es habitable. A la educación en las últimas décadas le ha sobrado evasión y le ha faltado utopía. Nos ha faltado poética y nos ha sobrado burocracia. ¿Cómo recuperamos nuestro espíritu utópico? Pues asumiendo, como dijo Paulo Freire, que, que las cosas no son así, sino que están así. Superando tanto el optimismo ingenuo como la desesperación. Reclamando lo que él llamaba un optimismo realista y crítico. Reclamando esperanza.

Como forma de anhelo utópico, dice Henry A. Giroux (2004), la esperanza educada abre horizontes de comparación al evocar no solo historias diferentes, sino también futuros diferentes. 

La esperanza educada se convierte en una fuerza subversiva abriendo un espacio para el disenso, responsabilizando a la autoridad y convirtiéndose en una presencia activa en la promoción de la transformación social.

Henry Giroux. When Hope is subversive. 2004

La esperanza es el resultado de prácticas y luchas educativas que aprovechan la memoria y las experiencias vividas para vincular la responsabilidad individual con un sentido colectivo de cambio social. 

La escuela debería ser el espacio donde aprendamos a vivir esperanzados, dice mi querido amigo, Fernando Trujillo.

Algo, por cierto, que nos recuerda de nuevo a Paulo Freire y a aquello que tantas veces defendió el pedagogo brasileño: “que no hay mañana sin proyecto, sin sueños, sin utopía, sin esperanza, sin el trabajo de creación y desarrollo de posibilidades”. 

No se puede educar sin soñar. Soñar es imaginar horizontes de posibilidad. Soñar colectivamente es asumir la lucha por las condiciones de posibilidad. Soñar colectivamente conlleva un importante potencial transformador que produce y es producido por lo inédito viable (algo que el sueño utópico sabe que existe. Una cosa inédita, todavía no conocida, pero ya soñada).

Es imposible existir sin sueños. 

POSIBILIDAD


Si existe el sentido de la realidad, debe existir también el sentido de la posibilidad. 

Robert Musil. El hombre sin atributos. 2004 

Martin P. Szymczak cc by-nc-nd https://flic.kr/p/ecZ1XT

Poner en marcha un proyecto de esperanza que apunte al horizonte de lo aún no, de lo por venir, de lo inédito viable, exige explorar el lenguaje de la posibilidad.

Un lenguaje de la posibilidad que puede desarrollarse como una precondición para alimentar el valor de imaginar un mundo diferente y más justo, y luchar por él. 

Como decíamos antes, no olvidemos que “todo mañana que se piense y para cuya realización se luche implica necesariamente sueños y utopía. No hay mañana sin proyectos” (Freire, 2015).

Pensar en la historia como posibilidad es reconocer la educación como posibilidad. Es reconocer que, aunque la educación no puede hacerlo todo, sí puede lograr muchas cosas. Uno de nuestros retos como educadores es descubrir qué es posible históricamente en el sentido de contribuir a la transformación del mundo, dando lugar a un mundo que sea más redondo, menos anguloso, más humano, escribió Paulo Freire.

Toda educación es o debería ser, ante todo, creadora de posibilidades, de inéditos-viables

LUCHA y TRANSFORMACIÓN


Es crucial luchar por políticas y prácticas pedagógicas que puedan reinventar y modificar las narrativas existentes de dominación, para transformarlas en imágenes y ejemplos concretos de un futuro por el que valga la pena luchar. 

Henry A. Giroux

Sofía cc by-nc-nddd https://flic.kr/p/nVWNdm

Es verdad que educamos para comprender la realidad, pero comprender la realidad no significa adaptarse a ella, sino ser capaces de tomar distancia para poder discutir lo que hay que cambiar (Carlos Fernández Liria et al. 2016). 

La educación tiene sentido en tanto que nos ayude a elaborar representaciones alternativas a las hegemónicas. No basta con formar generaciones competentes en un entorno cultural y tecnológico cambiante, debe también estar orientada a la generación de un pensamiento crítico, capaz de tomar decisiones.

Y las herramientas que necesitamos tienen poco que ver con las infinitas listas de habilidades para el siglo XXI, y mucho con las viejas herramientas del pensamiento radical que combina el lenguaje de la crítica con el lenguaje de la lucha y la posibilidad: la dialéctica; la problematización; la reflexión y específicamente la reflexión para la acción; el cuestionamiento constante del status quo; la comprensión del otro; la esperanza como método.

Una lucha es, como dice Isabelle Stengers, la reapropiación colectiva de la facultad de poner atención: esa inteligencia práctica y situada que se activa justamente cuando nos hacemos cargo de un trozo de mundo del que dependemos y en cuyo interior reside el mundo común entero (citado por Amador Fernández-Savater, 2020). 

No necesitamos una educación objetiva, flexible y adaptable a las demandas cambiantes de la sociedad, sino una educación que, estando al servicio de la sociedad, sea capaz, al mismo tiempo, de ser obstinada y ofrecer resistencia. Una educación que no deje de lado sus dimensiones éticas, políticas y sociales. Una educación que se oponga a la actual sociedad del impulso, que combata la individualización y desnaturalice las desigualdades y las injusticias.

NEUTRALIDAD 


La educación es un terreno de lucha. No es un terreno de la neutralidad

Fernando Trujillo. 2020 

Manuel Dominio Público https://flic.kr/p/WJrkfq

La educación no puede ser nunca neutral.

Quien defiende que debe serlo lo que está diciendo es que nadie debe rendir cuentas de ella. Esto es precisamente lo que quieren, porque, en sus peores formas, el poder se hace invisible, y la noción de que la educación es neutral es una forma de hacer que las personas que tienen el poder se vuelvan invisibles y que no podamos identificar la propaganda.

Henry A. Giroux. 2019

Educar es siempre un acto de resistencia a la reproducción de las desigualdades. Educar está vinculado a las rupturas y suspensiones que se proponen respecto del orden familiar para que no sea decisivo en las vidas de los estudiantes. 

Educar es, en definitiva, “rehusar a ser cómplices de un sistema de atribución de lugares que hace que ciertas vidas sean marcadas por la dote de lo pensable, mientras que otras estén marcadas por la ausencia de dote y, por ello mismo, limitadas a su reproducción”. (Graciela Frigerio, 2005)

Lejos de necesitar docentes eficientes y expertos en el manejo de técnicas y metodologías contrastadas, lo que el futuro nos reclama son personas que asuman las paradojas y contradicciones que acarrea siempre la enseñanza. Personas que se nieguen a distribuir las vidas en distintas orillas. Personas que entiendan la enseñanza como una práctica emancipadora. Personas que entiendan las instituciones educativas como lugares de lucha y posibilidad, que trabajen a diario por convertir las instituciones educativas en esferas públicas democráticas. Personas, en definitiva, que asuman su rol como intelectuales transformativos (Giroux, 1990).

Educar exige comprender que la educación es una forma de intervención en el mundo (Paulo Freire, 1997). Educar es siempre tomar partido.

RADICALIDAD


La educación que necesitamos es aquella que centra sus esfuerzos en una educación para la decisión, para la ruptura, para la elección y para la ética.

Paulo Freire. 1997. p.36

HannaPritchett cc by-nc-ndd https://flic.kr/p/8ZLM43

Una educación que es, como escribió Antonio Lafuente, contrahegemónica y radical

Radical porque apunta en todas las direcciones y contra todas las dicotomías que crean falsos e innecesarios lugares de paso entre fronteras imaginarias. Radical porque las escisiones entre antiguo y moderno, entre funcional y obsoleto, entre viejo y joven o entre pasado y futuro son tan artificiales como interesadas al servicio de un mundo que ve rémoras en todo lo que no puede instrumentalizar sin descanso”. 

Una educación que promueve un tipo particular de práctica y una postura particular de cuestionar las instituciones recibidas y los supuestos recibidos. El trabajo pedagógico radical propone que la educación es una forma de intervención política en el mundo y es capaz de crear las posibilidades para la transformación social (Giroux, 2002).

Una educación que es de naturaleza interdisciplinaria, que cuestiona las categorías dadas y tiene la misión pública de democratizar la sociedad.

Henry A. Giroux. The hope of radical education. 1988

HABITAR y RETAGUARDIA


Lo que más necesitamos hoy, no son vanguardias que empujan la transformación social hacia un fin predeterminado, sino retaguardias que van acompañando lo que ya se va haciendo, las prácticas realmente existentes.

Amador Fernández-Savater. Habitar y Gobernar. 2020

Jacqueline Torres López cc by-nc https://flic.kr/p/ddw14h

Estamos tan obsesionados con prepararnos para el futuro que nos hemos olvidado literalmente de vivir. Paradójicamente, vivimos en una época de inmovilidad frenética (Concheiro, 2016) en la que el futuro parece cada día más oscuro. Pero, como dice Marina Garcés (2020), si el futuro es oscuro es porque el presente es opaco. La oscuridad del futuro es la sombra que proyectan unos presentes que no sabemos leer

La proyección incesante hacia el futuro estrecha y aplana nuestras vidas y la de nuestros niños y jóvenes. Las estira y al estirarlas, en cierta manera, las vacía. Olvidamos que la vida, como sostiene Carlos Skliar (2019), no es sólo hacia delante (hacia un supuesto futuro), sino también hacia los costados

Pero, en nombre del futuro, hemos olvidado el pasado y postergado el presente. Corremos sin parar hacia delante, y nos desentendemos de lo que realmente nos pasa. Corremos hacia delante, y desatendemos a quienes están a nuestro alrededor. También en educación.

No necesitamos más conciencia hacia lo que pasa, necesitamos sentir más lo que pasa, lo que nos pasa. No necesitamos más crítica y más opinión lanzados desde lejos, sino activar, dice Amador Fernández Savater (2020), la capacidad de plantear problemas propios (pensamiento) y de ensayar respuestas encarnadas (creación).

Hacer de eso que pasa y nos pasa un principio de vida y acción.

Necesitamos teorías (Amador Fernández-Savater, 2020) e Intelectuales (Boaventura de Sousa Santos) de retaguardia que piensen con, en lugar de que piensen sobre. Que piensen desde el terreno. Que piensen, como decía Ryszard Kapuściński, desde adentro y desde abajo. Que hagan teoría al andar (Enrique Vila Matas, 2010).

MÁRGENES y PERIFERIA


Es el margen lo que sostiene la página.

Jean-Luc Godard

Tiago Cabral cc by-nc https://flic.kr/p/4BA8BE

Vivir hacia los costados es la mejor manera de calmar (y llenar) la vida (también la educación). Vivir hacia los costados es una manera particular de detener la prisa, suspender el tiempo, demorarse en el instante, poner la aceleración entre paréntesis. No es fácil. Vivir hacia los costados requiere caminar prestando atención a los márgenes.

A aquello que sucede en los márgenes y a quienes habitan esos márgenes. Vivir hacia los costados nos permite entender que lo marginal no es la anomalía sino la normalidad, que no hay nada normal, ni nadie es normal. Y que no hay que tener miedo a la marginalidad, porque, al fin y al cabo, como escribe el pedagogo francés Philippe Meirieu (2019), todos somos parte de esos márgenes

Vivir hacia los costados nos permite entender que son la fragilidad, la debilidad, lo fragmentario y lo incompleto lo que nos hace humanos. Pero, no se resiste a la velocidad queriendo detenerla, sino saliendo de su dinámica. La educación en la que estamos pensando no es tanto la educación de la lentitud (la lentitud resulta infructuosa frente a la lógica de la aceleración) como la educación del instante, entendido como un no tiempo. En el instante el tiempo deja de correr. Con esta educación del instante no defendemos la improvisación y la contingencia, la respuesta inmediata, sino que aspiramos a generar otra manera de estar en el mundo y de relacionarnos con los otros y con los objetos. 

AMOR, CUIDADO y ACOMPAÑAMIENTO


La educación tiene que ver con un doble amor: amor al mundo para que éste no se deshaga, y amor a nuestros hijos para no expulsarlos de nuestro mundo y librarlos a sus propios recursos. 

Hannah Arendt. 1954

Kiarras cc by-nc-nd https://flic.kr/p/d5VEjw

Educar tiene que ver con la doble tarea de conservar el mundo y de renovar el mundo común. La educación tiene que ver con la transmisión del mundo y la apertura al mundo. 

Educar es dar tiempo y darse tiempo. Es dar y darnos a pensar. Es cuidar y cuidarnos. Dice Pablo Nacach en Amor maestro, que enseñar es reparar. Y que “lo es en sus muchas acepciones, incluso en la de mirar con cuidado, notar, advertir algo (Nacach, 2020). Pero, fundamentalmente, enseñar es reparar en el sentido de restablecer las fuerzas, dar aliento o vigor. Educar, enseñar requiere estar atento a los otros. Ser atento. No ser indiferente.

Cuidar es un núcleo esencial del acto de educar. Cualquier institución educativa es simultáneamente una comunidad de aprendizaje y comunidad de cuidados. 

La educación no es un proceso de desarrollo de lo que ya está dentro, ni uno de adaptación de lo que viene de fuera, sino un diálogo continuo entre el yo y el otro, en el cual ambos son formados y transformados. Un proceso a través del cual venimos al mundo y el mundo viene a nosotros. Educar presupone establecer una relación: alguien educando a otra persona, alguien que enseña y alguien que aprende, y con un cierto sentido del propósito de sus acciones. 

ATENCIÓN


La enseñanza sería un conjunto de procedimientos dirigidos a capturar la atención, orientarla, disciplinarla, dirigirla, acompañarla y formarla.

Jorge Larrosa, 2019, p.187. 

Júbilo Haku cc by-n-nd https://flic.kr/p/4p9oTd

Y los maestros y maestras serían, ante todo, maestros y maestras de la atención. 

Su tarea sería “llamar la atención (atiendan aquí, miren esto, escuchen eso, fíjense en aquello: una tarea que consiste en señalar aquello a lo que merece la pena atender y en conseguir que los alumnos dirijan su atención hacia aquello que señala); en sostener la atención (no abandonen, continúen atentos, no se distraigan: una tarea que tiene que ver con la voluntad); en mejorar la atención (hacerla más refinada, más intensa, más detallista, más creativa, más matizada: una tarea que tiene que ver con el darse cuenta de aspectos hasta entonces no percibidos); y en disciplinar la atención (conseguir que funcione según determinadas reglas: una tarea que tiene que ver con la creación de hábitos atencionales)”. Jorge Larrosa, 2019, p. 191. 

La escuela es, de hecho, un dispositivo atencional y los docentes pueden ser vistos como maestros de la atención. 

Para George Steiner, el pulso de la enseñanza es la persuasión. El profesor solicita atención, acuerdo y, óptimamente, disconformidad colaboradora (George Steiner, 2016, p. 32). Se trata de inducir atención e interés y presentar o abrir el mundo. Que el mundo no nos sea indiferente. 

LA MIRADA y EL RESPETO


La formación de la facultad de atención es el objetivo verdadero y casi el único interés de los estudios.

Simone Weil

Rodrigo Moraes cc by https://flic.kr/p/26hoV8

Formar la atención debería ser el único objeto de la educación. La condición, añade Weil, es que la atención sea una mirada y no un apego. La atención así tendría que ver con la mirada. Educar sería enseñar a mirar, y aprender, aprender a mirar

Aprender a mirar es aprender a prestar atención, dice mi amigo.

Josep Maria Esquirol, 2006, p.73. 

La escuela sería así el lugar donde aprendemos a dirigir la mirada. Donde aprendemos a mantener la mirada. A mirar atentamente. A mirar lo diferente y a no ser indiferente. A prestar atención al mundo (Jan Masschelein y Maarten Simons, 2014). Pero también para prestarnos atención. A nosotros y los otros. Ir a la escuela nos permitiría, sobre todo, tener tiempo para demorarnos en algo o alguien, para detenernos en algo o alguien.

Prestar atención a algo, o a alguien, es tener consideración por ese algo o alguien. La atención es una expresión del respeto. Respetar es etimológicamente mirar hacia atrás, volver los ojos, observar insistentemente. Es el primer movimiento con significación ética. La escuela nos enseña a mirar. Pero no vale cualquier tipo de mirada. Es una mirada enfocada, con un sentido. Mirar pasa por aprender a prestar atención. No se trata de elecciones y necesidades, tampoco de desarrollo, motivación o intención, sino de atención y encuentro.

RIESGO y PREGUNTA


La pregunta abre una grieta en la muralla con que tendemos a protegernos del mundo.

Josep Maria Esquirol. 2006

Ingolf cc by-sa https://flic.kr/p/dspxsJ

La pregunta es, entonces, un acicate para agudizar la atención, pero, a su vez, a resultas de la atención pueden surgir nuevas preguntas, sigue Josep Maria Esquirol

Lo que la pregunta efectúa en el sujeto que interroga es cambiar su mirada. La pregunta supone, en definitiva, un poner al  descubierto la problematicidad esencial de las cosas, lo que, a su vez, significa la ruptura de la normalidad (Esquirol, 2006, p.91). Nos saca de nuestro lugar. Nos descoloca.

Preguntar es pensar. La pregunta agudiza, estimula y refuerza la curiosidad. Para preguntar hay que querer saber. Requiere una actitud. Preguntar, al fin y al cabo, es abrir. La pregunta nos abre al conocimiento. El origen del conocimiento, decía Freire, está en la pregunta. Preguntar genuinamente sobre algo es también comenzar una conversación. Nos sitúa ante la posibilidad de intercambio y reconocimiento de otros. Es abrirse a los otros. Es exponerse y arriesgarse.

ESCUCHAR Y CONVERSAR


No queremos una verdad de otros a la que se nos invita, sino una verdad nuestra entre todos, hecha de fragmentos memorables que sólo existen por la convergencia con otras aportaciones tan minúsculas como indispensables.

Antonio Lafuente. 2018

Ponto cc by-nc-nd https://flic.kr/p/4yrEzh

Más que verdades cerradas, nuestro tiempo reclama diversidad. Más que lugares concretos para aprender necesitamos comunidades abiertas que nos permitan compartir nuestras dudas y nuestras prácticas. Más que suministrar respuestas correctas debemos aprender a hacernos las preguntas adecuadas

No necesitamos  preguntas y respuestas abstractas o lanzadas al aire, sino muy concretas, vividas, situadas, efectuadas a través de espacios, experiencias, dispositivos, hechas con el cuerpo.

Amador Fernández-Savater. 2020

Más que perseguir infinitamente lo que pasa, debemos aprender a prestar atención a lo que nos pasa.

Aprender es escuchar (escucharnos). También es hablarnos. Conversar. Querer aprender expresa siempre el deseo de colocarse en relación a algo o a alguien. Aprender requiere una manera particular de mirar las cosas, las personas y los colectivos. Aprender es prestar atención a lo que nos rodea. Y es también prestarnos atención como comunidad. 

Aprender, dice Antonio Lafuente (2020), es una forma de relacionarnos y una manera de prometernos convivencia

“Nuestras dificultades no son más que el reverso de nuestras ambiciones”, pero también, afortunadamente dice Philippe Meirieu (2020), “un medio precioso para inventar soluciones que permitan alcanzarlas”. El futuro está en nuestras manos: la utopía hoy es una necesidad para salir del presente creando escenarios posibles. No pierdan tiempo, quiéranse (Benedetti, 2007). Y no olvidéis nunca, preguntando caminamos.

Lettera 22 cc by-nc https://flic.kr/p/2dqv1

Citas agradecidas y código fuente:

Hannah Arendt (1954). La crisis de la educación. Disponible https://www.ucm.es/data/cont/docs/953-2019-07-04-La%20crisis%20de%20la%20educacion.pdf

Zygmunt Bauman (2007). Tiempos líquidos: Vivir en una época de incertidumbre. Tusquets

Mario Benedetti (2017). Todo el instante. El amor, las mujeres y la vida. Barcelona: Alfaguara

Gert Biesta (2014). ¿Medir lo que valoramos o valorar lo que medimos? Globalización, responsabilidad y la noción de propósito de la educación. Pensamiento Educativo. Revista de Investigación Educacional Latinoamericana 2014, 51(1), 46-57. https://www.researchgate.net/publication/271293022_Medir_lo_que_valoramos_o_valorar_lo_que_medimos_Globalizacion_responsabilidad_y_la_nocion_de_proposito_de_la_educacion

Gert Biesta (2016). Devolver la enseñanza a la educación. Una respuesta a la desaparición del maestro. Pedagogía y Saberes No. 44. Universidad Pedagógica Nacional. Facultad de Educación. 2016. pp. 119–129. p.123. https://core.ac.uk/download/pdf/234806847.pdf

Gert Biesta (2017). El bello riesgo de educar. Cada acto educativo es singular y abierto a lo imprevisto. Madrid:SM

Luciano Concheiro (2016). Contra el tiempo. Filosofía práctica del instante. Barcelona: Anagrama.

Josep Maria Esquirol (2006). El respeto o la mirada atenta. Barcelona: Gedisa Editorial.

Carlos Fernández Liria et al. (2017). Escuela o barbarie. Akal

Amador Fernández-Savater (2020). Habitar y gobernar. Inspiraciones para una nueva concepción política. NED

Amador Fernández-Savater (2021). La fuerza de los débiles. Akal.

Paulo Freire (2002). Cartas a quien pretende enseñar. Buenos Aires: Sigklo XXI.

Paulo Freire (2013). Por una pedagogía de la pregunta: crítica a una educación basada en respuestas a preguntas inexistentes. Buenos Aires: Siglo XXI.

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2 pensamientos en “Dar(nos) palabras

  1. Profesor Magro desde Venezuela alguien que siempre lo lee. Pero ahora va una pregunta . Ante la casi imposicion full de la tecnolologia en la educacion qué se va a rescatar de esa educacion cara a cara que usted tambien ha tratado. Con el mismo cuento de la eficiencia, eficacia productividad, y… que me dice? Un abrazo Libertad saldaña , psicologa y docente.

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