«Curar» es subrayar y compartir lo subrayado. «Curar» es aprender de otros

«Entre la múltiple enumeración de los derechos del hombre que la sabiduría del siglo XIX recomienda tan a menudo y tan complacientemente, dos muy importantes han sido olvidados, que son el derecho de contradecirse y el derecho de irse», dejó escrito Baudelaire.

Pues bien, hago uso del derecho baudeleriano y me contradigo. El azar en realidad no tiene nada de casual ni de fortuito. Es más bien premeditado e insistente. El azar es ordenado y sabe lo que hace. Y hace dos meses me llevó a escuchar a Fausto García Rey decir que la vida consistía en buscar y crear casualidades. Casualidades que van construyendo vínculos. Vínculos que construyen nuestras vidas. Que vivir es construir vínculos.

Agatha Christie. Autores y máquinas de escribir

El azar, o Enrique Vila-Matas que viene a ser lo mismo, también me llevó hace unos años a Miguel Ángel Hernández, alias @mahn a quien desde entonces sigo en Twitter pero del que nunca había leído nada hasta que hace unos días el azar, o mi amigo Fernando Trujillo, provocara que me comprara su novela Intento de escapada. El azar hizo que empezara a leerla el día que había pensado escribir este post sobre curación de contenidos que, evidentemente no escribí y que ahora sí estoy escribiendo. Y que ese día que pensaba escribir esto que ahora escribo leyera en el libro de Miguel Ángel Hernández que “la información está dispersa y, en ocasiones, es contradictoria. [y que] es uno mismo el que tiene que construir el texto, como si fuera un DJ, montando las diversas páginas en un orden, cortando, pegando y reestructurándolo todo”. [Que] “conocer se ha convertido en un acto de montaje”.

Y esa frase de @mahn me hizo recordar que aprender hoy es aprender a editar. Frase que a su vez me lleva a esta otra, escrita por Andoni Alonso, Joaquín Rodríguez y Antonio Lafuente en Todos sabios, que “aprender hoy es ser capaces de buscar, recopilar y filtrar los datos, ser capaces de trabajar colaborativamente para sacarles el mejor provecho, ser capaces de compartirlos y comunicarlos”, en definitiva, que aprender hoy es aprender a pensar, hacer y conectar.

Jóvenes campesinos. Agosto de 1914. Portada del libro Bartleby y compañía de Enrique Vila-Matas

Es a Antonio Lafuente, a quien además de otras muchísimas cosas, le debo haberme descubierto hace años a Vila-Matas a través de su maravilloso Bartleby y compañía, que más que un libro sobre el abandono de la escritura y el silencio es un un libro que no calla, una coral infinita de voces, un libro perfecto para ejemplificar esto de lo que quiero escribir hoy, la curación de contenidos.

El Bartleby de Vila-Matas es un libro de citas, un cuaderno de notas a pie de página, un texto que recoge fragmentos y autores y los conecta. Un libro que se parece mucho a los commonplace books, aquellos cuadernos en los que intelectuales, estudiantes, escritores y lectores recogían citas de otros autores, referencias bibliográficas, fragmentos de textos leídos, recetas médicas, poemas… y que sirvieron, cuando el acceso al conocimiento era difícil, para consignar la memoria, para la apropiación y la reelaboración, para filtrar y compilar conocimiento y, sobre todo, para hacerlo accesible a otros. Para hacer de DJs del conocimiento. Cortando y pegando. Montando y componiendo fragmentos. Para aprender y crear conocimiento.

No son pocos quienes ven en los commonplace books una especie de blogs avant la lettre, una forma analógica de selección y curación de contenidos, una forma de agregar y mostrar contenidos de otros. Para muchos son la mejor prueba de que cuando el acceso al conocimiento y a los datos es abierto y cuando se permite la combinación y la remezcla, entonces surge irremediablemente la innovación. Son, de hecho, un buen ejemplo de lo que Jeff Jarvis denominó la economía del link. Concepto que comprendí realmente cuando hace más de 10 años el mismo Antonio Lafuente me dijo que un post era una colección de enlaces, que escribir era crear vínculos.

Frase a la que por cierto recurrí nada más empezar y de manera insistente durante la mesa redonda virtual sobre curación de contenidos (curate the curators) que David Álvarez (@balhisay) moderó hace unos días para el Mooc de Intef #EduPLEmooc.

Their History. Berridge. CC 2.0 by-nc-sa https://flic.kr/p/rQQsxA

Una mesa redonda en la que tuve la suerte de acompañar a Azahara García (@AzaharaTic), David Gómez (@DavidGadir) y Marta Torán  (@martatoran) y de la que, aunque duró 1:20h, disfruté enormemente, sin duda, por mis compañeros y por el agradable ambiente de conversación que David supo generar.

Hablamos mucho y de muchas cosas, hablamos de por qué curar, de la motivación para hacerlo, de cómo hacerlo, de la relación entre curación y creación, de la curación como un proceso colectivo y colaborativo y de la curación en contextos educativos.

Creo que todos coincidimos en que curar contenidos es una manera de aprender, que es nuestra manera de aprender. Que nuestra principal motivación para hacerlo es precisamente esa, aprender y que curar es aprender de otros. Que curar es recortar y pegar para hacer un collage. Que curar es una manera de subrayar y compartir lo subrayado. Que compartir es una de las claves de la cultura digital. Que curar es escribir un gran texto imaginario de enlaces. Que curar es dar sentido a la información. Que curar es crear. Y que, en realidad, siempre “curamos” sobre lo que otros ya han curado, que todos construimos sobre lo que otros han construido. Que curar es citar a otros para darles las gracias. Que el conocimiento es un proceso de construcción colaborativo y colectivo.

También coincidimos sobre las enormes posibilidades que esto abre en el entorno educativo, que, de hecho, ya ha abierto en el desarrollo del aprendizaje basado en proyectos, en los portfolios digitales de los alumnos, en los blogs de aulas o en el desarrollo de las competencias digitales.

Comprender algo no es una cuestión solo de poseer información, datos y conocimiento sino de ser capaz de relacionarlo todo para darle sentido. Comprender es unir puntos. Aprendemos uniendo puntos, conectando temas, dando sentido al mundo que nos rodea. Vivir consiste en unir puntos, como escuché decir por azar a Fausto García. Aprendemos para vivir.

Monsieur J. 3 de febrero de 1975. CC 2.0 by-sa https://flic.kr/p/39Vj8t

Ante la creciente complejidad el mundo, ante el cambio acelerado y la saturación de información que experimentamos lo que necesitamos son herramientas de interpretación. Lo que reclamamos a la educación es que nos capacite para interpretar el mundo. Lo que necesitamos son “herramientas” y «procesos» que nos permitan vivir en un mundo donde nos sobra información, tenemos un exceso de datos y nos falta conocimiento. Al final lo que necesitamos es aprender a seleccionar, recortar, unir, y crear. Aprender a montar. Aprender a editar. Aprender a “curar”. Lo que necesitamos en realidad es más azar.

P.D.: Os dejo el vídeo del Hangout y el enlace al Storify que el equipo de #eduPLEmooc publicó nada más terminar el hangout.